domingo, 9 de agosto de 2009

Exposición de José Mª Marbán "Island Inland"























Presentación de la Exposición de José Mª Marbán "Island Inland"
PALACIO DE PIMENTEL DEL 2 AL 21 DE FEBRERO DE 2007


Catálogo de la Exposición de José Mª Marbán "Island Inland" (5.532,53 KBytes) (PDF)


EL UNIVERSO DEL ARTRÓPODO
Tal y como están las cosas –y nosotros de inermes frente al obstinado silencio que la mayoría de ellas nos devuelve- no creo que pueda entenderse esta a menudo extraordinaria obra última de José María Marbán sin saber de donde viene este artista o, lo que es lo mismo, qué ha atisbado en esos veinte años que lleva analizando el paisaje entendido este, claro está, como construcción atípica y problema último: cada vez más, todos somos posestructuralistas –ignorándose tal cosa más plenamente a medida que el mecanismo se sofistica- pero la naturaleza, pase lo que pase, nunca se deja atrapar en estructura alguna y su misteriosa inasibilidad contamina nuestro encuentro con ella; y este, por más que el paisaje que nos rodea sea casi siempre artificial, se reitera más de lo que parece porque nuestro propio cuerpo –y el del otro- sigue presente en la edad del paisaje euclidiano y de la máquina (la rodante o la voladora, la supercalculadora, la transmisora instantánea de símbolos, etc..) y ese organismo, como sucede a cada instante en el entorno salvaje, enferma, envejece, es derrotado por sus hijos y muere pero, sobre todo, es un bullir perenne (siendo todo hervor informe), un cóctel de tormentas eléctricas, cambios de temperatura, movimiento de fluidos, acoplamientos y divisiones, reacciones químicas, degradaciones y apariciones: puro paisaje abstracto; y sabido esto, faltaba únicamente construir un alma a imagen y semejanza de esa informidad que, curiosamente, alienta y evoluciona; “los acontecimientos espacio-temporales del cuerpo de un ser vivo que corresponden a la actividad de su mente, a su autoconciencia u otras acciones son, si no estrictamente deterministas, en todo caso estadístico- terministas”, dijo entonces Schrödinger (What is life? The Physical Aspect of the Living Cell, 1944) para dejarnos, de hecho, inermes ante la materia viva que conforma nuestro cuerpo y cuyo agitarse automático da lugar a lo que, durante tantos milenios, creímos que eran nuestros pensamientos.No es extraño, por tanto, que el hombre pensante suprimido por la física estadística, luego antropológicamente muerto por el estructuralismo (“El fin último de las ciencias humanas no es construir al hombre, sino disolverlo”, dirá Lévi-Strauss en El pensamiento salvaje, 1964) y finalmente pseudoreencontrado como artrópodo en un espacio ya plenamente informe sin el esqueleto de los “metarrelatos” (“Todo aquello que es recibido, aunque sea de ayer, debe ser objeto de sospecha”, clama Lyotard en La condición posmoderna, 1979), se asome al paisaje esperando hallar, no una ordenada sucesión de sólidos, sino una materia líquida e inaprensible cuando no un espejismo fluctuante cuya verdadera forma, de existir, sin duda diferiría radicalmente de lo que vemos: el artista del Renacimiento inscribe las formas en una inextricable estructura geométrica a la que le otorga un valor simbólico e incluso Cézanne aconseja en sus Cartas “tratar a la naturaleza por el cilindro, la esfera, el cono, todo en la debida perspectiva”; José María Marbán ha mostrado, a lo largo de estos años de búsqueda y análisis, que no sabría contemplar el paisaje sin un microscopio y un satélite, sin llevarse un puñado de tierra y una rama y, sobre todo, sin considerar que el cuadro ha de ser en sí mismo una prolongación de esos fenómenos inmensurables –inmunes a la reestructuración artificial- que son el paisaje: “es como si la naturaleza misma realizara las imágenes como por puras reacciones químicas; como una continuación de lo natural se producen estos dibujos que no importa si están gestados con lápices, pintura, tintas, pigmentos o nuevos medios tecnológicos”, declaró con ocasión de su muestra Procesos (Valladolid, 2004), título este que, claro está, es el único sinónimo posible de paisaje.
Y si se dijo que conviene conocer el conjunto de la investigación marbaniana fue porque aquellos cuadros primeros –figuraciones inconcretas dictadas por la materia pictórica que acaso puedan relacionarse, por su cualidad líquida, con las del lírico Alberto Reguera- en nada difieren de sus actuales fotografías e infografías: Marbán no sólo ha demostrado que su entronque con la tradición de la imagen de síntesis –que se produce hace siete años- es plenamente legítimo (y accesoriamente, no aniquila a la pintura) sino que, como se certifica en esta exposición, es un auténtico mago de la manipulación digital, dotado de una sensibilidad específica (el que haya aquí espléndidas fotos no retocadas impide ya que podamos recurrir al concepto de efecto especial y debamos considerar sus intervenciones en la imagen como nuevas capas de realidad del mismo modo que Hofmann interpretó la diversidad de materiales y resonancias consustanciales al códice medieval y al collage cubista en Los fundamentos del arte moderno, 1987) y bendecido con una claridad de ideas que en este neomundo virtual suele brillar por su ausencia.No creo que, a la vista de obras tan inapelables como sus estudios del movimiento del agua –metáfora definitiva de una desvertebración del relato, osada pero tan calculada que alumbra, de nuevo, lo maravilloso-, deba añadirse mucho más: este artista ecléctico está embarcado en una reelaboración del paisaje -por qué no decirlo, del paisajismo- que acaso tienda a subsumirlo todo –desde la vista aérea hasta la construcción matemática pasando por lo objetual y lo “específico para un sitio”- pero que, en cualquier caso, hunde sus raíces en la pintura, entendida esta como espacio autónomo y táctil, como lenguaje de imágenes e impresiones, como una creación de intuición y subjetividad que es siempre inmune a otras formas de conocimiento.
JAVIER RUBIO NOMBLOT

"ISLAND INLAND"
La primera vez que tomé contacto con la obra fotográfica de Marbán fue en la galería Caracol, en la que pude ver una fotografía de una acumulación de basuras en el canal de Isabel II ; sin embargo no resultaba sencillo ubicar espacialmente el lugar ya que aunque era una toma cenital, la más normal para fotografiar el canal desde su orilla , no concedía demasiadas pistas al respecto. Esta situación se volvió a repetir en el taller que realicé con mis alumnos sobre la exposición “Natural Fantasy” que Marbán tubo en la sala Campus Stellae de León. Una de las preguntas que se planteaba en el taller era que fotografía no había sido modificada digitalmente ; La respuesta era una obra en la que se contemplaba parte de la pared del canal y parte del cauce ;Sin embargo, el encuadre era tal que no resultaba fácil comprender la imagen global .Esa capacidad para acercarse a la abstracción partiendo del natural sin modificarlo se consigue otras veces tomando una superficie de paisaje muy amplia lo que convierte la fotografía en un mapa topográfico o muy pequeña .Por otra parte otras dos características : Las texturas visuales que conforma, y la luz, el juego de claroscuros , los brillos blancos en la superficie del agua como reflejos de la luz solar o más tamizados como fondo de un atardecer pero contrapuestos a los huecos oscuros de los fondos de sus ríos, canales, charcas … y a los contraluces de sus árboles, plantas, montes… nos permiten intuir al Marbán pintor , anterior al Marbán fotógrafo ,cronológicamente hablando.“Island inland” supone una introspección casi onírica en el mundo interior de Marbán, en la que realiza una lectura de paisajes , de lugares que le son cercanos y familiares pero con una mirada nostálgica que le acerca a tiempos pasados utilizando la música de cómo máquina del tiempo.

Carlos A. Cuenllas . (Escultor)


Digamos que esta exposición ha tenido la intención clara de mostrar un mundo aparte, poco habitual o al menos poco transitado: el de asociar ideas entre diferentes prácticas y disciplinas artísticas cono son: la música, la fotografía, la pintura y los nuevos medios digitales...Quizá la pintura este poco representada? o tal vez nó porque es el punto de partida o mejor: la base... de una forma de proceder...es decir, que es imposible deshacerse de tantos desvelos plásticos y tantos planteamientos que tiene como base el “Hacer” manual, el uso de medios pictóricos (pigmentos...soportes de todo tipo, técnicas mixtas, etc) y unos conceptos un tanto... gastados...? abstracción, matérica, poéticas de diferentes procedencias...lirismos, acercamientos místicos...
Sin embargo el arte se reinventa... re-lecturas de lo pictórico con medios plásticos diferentes de la pintura....
Pero plásticos diferentes de la pintura....
Pero volviendo a esta muestra... en la que la asociación de ideas es la clave conceptual de la exposición-instalación...
Se puede decir que una mezcla ecléctica de imágenes procedentes de la naturaleza e imágenes trastocadas, manipuladas de naturaleza o de pura ciencia digital, o de ambas cosas en la que también aparecen “apropiaciones” de imágenes provenientes del campo de la astrofísica (telescopio espacial).
Imágenes animadas....y un video en clave de “cuatro” pero en “movimiento”.
El hilo conductor es sin duda esta asociación de ideas entre los fotogramas de un mundo natural idealizado, una música (la de Robert Fripp en su “ISLAND”). La portada del disco, tomaba aquí como elemento plástico.. la “m20” recreación una “secuencia” con alusiones a ese ir y volver de la imaginación tiempo sobre algo existente y real, imágenes de satélites....nubulosas vistas por el “Hubbe”... y como no las obras más “cercanas” tomadas de un mundo interior propio intransferible...que hablan sobre la naturaleza idealizada o manejada hacia una determinada voluntad...
Todos estos elementos para comunicar, insuflar... una idea quizá estética o espiritual...
Se trata de intentar compartir una emoción...tratar que los demás experimenten...
Para entender esto quizá sea de gran ayuda la música, que se capta con otro sentido... diferente al de la vista... y sin embargo tiene mucho que ver con la “visión” interior de paisajes... y fija emocionalmente cosas que serian imposibles de otro modo.
Existen sonidos muy plásticos y al revés, imágenes sonoras.
En este sentido las “Piezas de Kina Crimson, aportan de manera especial, paisajes... interiores e intemporables...
“Islas tierra adentro” el castellano del título... se refiere claramente (en clave de metáfora) a la isla que todos tenemos..., la isla “mental” el “paraíso” donde todo es idealizado por nosotros mismos.
Esta isla también puede se el “entorno” propio de uno mismo trasportado de forma “ensoñada” de un lugar mental a otro físico mas real y cercano, “aparentemente” prosaico... pero transformado por una visión poética....Quizá un intento de transmutación alquímica de unas imágenes, muchas veces de una belleza original..., otras de una buscada intención plástica... o dirigidas a comunicar un concepto. En cualquier caso, un intento de aunar imágenes mediante una idea.. y realizarlas con medios diferentes y al mismo tiempo unidas .

J M. Marbán

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